Prof.Juan Manuel Salas Peregrín (1952–2018)

El pasado 5 de Noviembre falleció, tras una larga y penosa enfermedad, nuestro compañero Juan Manuel Salas Peregrín. Nos toca ahora, a través de esta semblanza, honrar su memoria expresando de la mejor manera posible, el gran cariño que le tuvimos como amigo y el inmenso respeto como maestro. Para ello, mejor que glosar sus logros científicos cuyo conocimiento es asequible para cualquiera a través de la literatura científica, quisiéramos hacer un breve relato de las virtudes que como persona lo adornaron.

Muchas y muy buenas cosas se podrían decir de Juan Manuel; entre ellas, nos gustaría destacar su carácter afable, trato exquisito, gran sentido del humor, generosidad y disposición para ayudar a cualquier compañero que lo necesitase, tanto en cuestiones personales como profesionales. Era una persona asertiva, de mente abierta y muy respetuosa con las ideas de los demás; por ello, conversar con él era siempre una experiencia muy gratificante. Otro aspecto relevante de su carácter es que para Juan Manuel los problemas rara vez eran tales; con una visión absolutamente positiva de la vida y sus avatares, siempre o casi siempre, de una forma sosegada, era capaz de encontrar solución para todo.

Haciendo gala de una gran energía, tesón y capacidad de trabajo, cualidades que le acompañaron toda su vida, Juan Manuel abordó, junto al Prof. Cristóbal Valenzuela Calahorro, la tarea de iniciar una nueva línea de investigación en el Departamento de Química Inorgánica de la Universidad de Granada, dedicada al estudio de compuestos de coordinación con ligandos de interés biológico. En aquellos tiempos, mediados los años 70, era necesario tener, aparte de las cualidades antes indicadas, grandes dosis de entusiasmo e imaginación para desarrollar un trabajo de investigación para el que el Departamento y la Universidad de Granada carecían de los medios imprescindibles.

Algunos tuvimos la inmensa suerte de que, a principios de los años 80, nos dirigiera, junto al Prof. Juan de Dios López González, la tesis doctoral. Para nosotros fue un golpe de fortuna de los que son tan necesarios en la vida, pues, a diferencia de otros profesores mayores, de otra generación, que, aun siendo respetuosos y amables, quedaban algo distantes en el trato, él, muy joven, tuvo siempre con nosotros una relación muy cercana, considerándonos más como compañeros y amigos que como estudiantes. Este comportamiento, tan normal hoy día, en aquel momento representó para nosotros un soplo de aire fresco, un acicate, que eliminó cualquier reticencia que tuviéramos para iniciar, bajo su atenta dirección, nuestros trabajos de doctorado. Más aún, hizo posible que diariamente acudiéramos a nuestro trabajo con alegría e ilusión, condiciones sin las cuales es muy difícil llevar a cabo debidamente las tareas docentes y de investigación. Su ejemplo, en este y otros muchos aspectos, ha guiado nuestro proceder durante todos estos años.

Juan Manuel, que tenía las ideas muy claras, siempre nos inculcó, de manera inequívoca, buenos hábitos para el desarrollo de nuestra carrera docente e investigadora. Nos enseñó, desde el primer día, la importancia de la lectura de artículos científicos, que es de vital importancia en el trabajo de investigación, no solo para saber qué se ha hecho en una determinada área y así evitar inútiles duplicidades, sino, sobre todo, para generar ideas que permitan la evolución de las líneas de trabajo en desarrollo y el impulso de temáticas nuevas. Para él, el contacto con la comunidad científica era vital. De esta manera, fomentó en nosotros la asistencia a congresos y reuniones científicas nacionales e internacionales, en las cuales se podían intercambiar ideas, establecer colaboraciones, absolutamente necesarias dada nuestra carencia de medios, y fraguar amistades que han perdurado a lo largo de todos estos años. Promovió, asimismo, estancias postdoctorales en centros internacionales de prestigio, donde pudiéramos profundizar en nuestra formación en distintas áreas de la Química de Coordinación. Las maravillosas experiencias vividas a lo largo de esos primeros años de nuestra carrera profesional constituyen recuerdos imborrables de nuestra vida y eso, en gran medida, se lo debemos a él.

Desde aquellos días hasta el momento de su fallecimiento, Juan Manuel ha dirigido con mano sabia un gran número de Tesis Doctorales. Hoy día, algunos de esos doctores lideran equipos de investigación de prestigio en Química de Coordinación y Química Bioinorgánica tanto en la Universidad de Granada como en otras Universidades.

La pasión de Juan Manuel por la Química de Coordinación y, particularmente, por la Química Bioinorgánica, le llevaron a organizar junto a otros eminentes profesores de distintas universidades españolas, en septiembre del 2001, el Primer Congreso Nacional de Química Bioinorgánica en Granada. Este congreso fue el germen fundacional de la Asociación Española de Química Bioinorgánica. Ésta es actualmente una de las más prestigiosas y dinámicas asociaciones científicas de nuestro país, habiendo contribuido Juan Manuel de forma determinante a su desarrollo durante los años en que actuó como vocal y presidente de la misma.

Su compromiso con la gestión universitaria y científica le llevó a aceptar el puesto de director del Centro de Instrumentación Científica de la Universidad de Granada. Gran impulsor de su desarrollo, lo dotó de las más sofisticadas técnicas instrumentales, auspiciando, sin duda, el despegue definitivo de la investigación en la Universidad de Granada y su entorno. Posteriormente, ostentó la dirección del Departamento de Química Inorgánica, cargo que ocupó durante cuatro años y que no quiso renovar a pesar de la espléndida labor realizada. Juan Manuel prometió estar solo cuatro años y, cuando empeñaba su palabra, cumplía escrupulosamente. Fue también vocal del grupo de Química Inorgánica de la Real Sociedad Española de Química, donde su labor, sin duda, contribuyó a su expansión y mejora. En la última década, presidió la Sección Territorial de Andalucía Oriental de la Real Sociedad Española de Química y fue miembro de su Junta de Gobierno. Durante este periodo, imprimió un fuerte dinamismo a dicha sección territorial, organizando ciclos de conferencias científicas y de divulgación de la ciencia, y convocando premios de investigación y becas para la asistencia a reuniones científicas a jóvenes investigadores en formación.

Juan Manuel, como no podía ser de otra manera, también profesaba un gran interés por la historia de la Química y por su divulgación. En este sentido, hay que señalar que, recientemente, y en colaboración con el Prof. Luis Fermín Capitán Vallvey, del Departamento de Química Analítica de la Universidad de Granada, coeditó el libro “Entre la Alquimia y la Química”, en el que se aborda la evolución de la química, deteniéndose en cinco momentos alejados de su historia, comenzando por la Alquimia.

También los sellos constituyeron una de sus grandes aficiones. Así, Juan Manuel fue un gran coleccionista que, además, supo aunar la Filatelia con la Química colaborando en la confección de dos sellos conmemorativos del centenario de Químicas en la Universidad de Granada, publicando el artículo “Química a través de los sellos” en Anales de Química en 2007, así como impartiendo numerosas conferencias sobre el tema.

En octubre de 2017, en reconocimiento a su sobresaliente y fructífera carrera docente e investigadora, le fue concedido el ingreso en la Real Academia de Ciencias Matemáticas, Físico-Químicas y Naturales de Granada, donde pronunció un interesante discurso sobre compuestos de coordinación y sus aplicaciones en la lucha contra la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas.

Terminamos. Juan Manuel Salas Peregrín, excelente profesor, gran científico y mejor persona, un terrible e inesperado mal te nos ha arrebatado. Siempre te agradeceremos tu ayuda y tu estímulo. Te debemos mucho y estarás siempre en nuestro recuerdo. Descansa en paz.

Enrique Colacio Rodríguez, Catedrático de Química Inorgánica, Universidad de Granada.

Miguel Moreno Carretero, Catedrático de Química Inorgánica, Universidad de Jaén.